Mi podcast: ¿Y por qué no aquí?

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cómo viví los atentados de Oslo (martes, 26 julio)

La intensidad informativa iba decreciendo, pero la prensa sensacionalista siempre encontraba y encuentra algo escabroso para seguir publicando. No sé lo que se hablará de este caso todavía en España, pero aquí en Noruega salen detalles del asesino con cuentagotas. Quizás debería tratar de escribir algo más para algún medio español.
Así, el programa de Ana Rosa quería algo más de chicha. Me pidieron que fuera a la isla de Utoya para hacer otra videoconferencia. No tenía claro por qué, pero me dijeron que hiciera lo que pudiera por estar allí. Me pagaban el transporte, el teléfono extra que necesitaba para hacer la videoconferencia... todo facilidades. Cuando la videoconferencia se produjo, lo entendí bastante bien.
Era muy temprano. Yo llegué a la altura de la isla a las 8 de la mañana y la conexión era a las 9. Tuve que hacer malabarismos para poder colocar el iPhone para que la cámara me enfocara a mí y se viera la isla y las flores colocadas en honor a las víctimas. En las manos tenía mi cuaderno de notas y el teléfono extra para la conexión. Más de media hora estuve esperando para entrar, mientras escuchaba como Belén Esteban había pasado la noche o la última que había montado Aida Nizar (por cieto, a las dos las conozco y las hice mis primeras entrevistas en Valladolid).
Por fin llegó la tertulia. A mí no me gusta criticar a colegas, y menos a los que me pagan por mi trabajo, pero me pareció divertido el grupo de Facebook que me enseño un amigo: "Yo lo llamo fracaso escolar, en Tele 5 lo llaman tertulianos". La conexión no fue fácil, porque estaba en medio de la montaña, y no sé si es porque no me oían bien, pero lo que me molestó un poco fue la siguiente conversación:
- Entonces estás en la isla de Utoya, David?
- No, estoy en frente. En la orilla de la isla. A la isla no se puede ir porque es una zona de investigación policial.
- Bueno, tenemos en directo al primer periodista español que está en la isla donde se produjo la matanza.
- Que no estoy en la isla, estoy en frente. Lo más cerca que se puede estar.
- ¿Y has paseado por donde se produjo el tiroteo? ¿Cómo esta?
- ¡QUE NO ESTOY EN LA ISLA! ¡QUE ESTOY EN FRENTE!
La charla fue bien y tanto ellos como yo quedamos contentos con la conexión. Las periodistas que trabajan en producción son muy amables y profesionales, peor me indignó bastante el gusto por el morbo que mostraron alguno de estos tertulianos. Querían que les contara que estaba pisando la sangre de los jóvenes asesinados. Espero estarme confundiendo y exagerando, porque si estoy en lo cierto, es asqueroso.
Luego me quedé sólo. Entré en la cafetería del camping desde el que salieron todas las barcas a rescatar jóvenes para cargar el móvil, agotado tras la videoconferencia. Pronto empezaron a llegar muchos más periodistas. Muchos de ellos españoles. Los de TVE me hicieron una entrevista para su reportaje de Informe Semanal. No lo he visto, pero creo que no he salido, y me parece normal, porque yo no veía muy bien qué pinto yo hablando en ese reportaje.
Pero no sólo había periodistas. Muchos eran los que venían a depositar flores. Yo hablé con algunos. Hice una entrevista a una vecina del lugar, que llegó con sus dos hijos pequeños. Casi de la misma edad que mis hijos. Y casi me pongo a llorar tras la conversación. Le pregunté qué le había contado a sus hijos, y vi que ella había sido incluso mejor que yo con el mío. He estado tan obsesionado con el trabajo, que no he tenido tiempo de explicar a mi hijo lo que pasa y no he controlado la cantidad de imágenes de las bombas que ha visto por televisión.
Y no sólo había gente que iba a depositar flores. También estaban los turistas del desastre. Me encontré con un grupo de 8 jóvenes españoles que pararon en Utoya de camino a los fiordos. En principio me pareceió bastante morboso, pero luego lo entendí en parte. Todo el mundo quiere visitar el lugar donde un día estuvieron las Torres Gemelas para decir "yo estuve allí". Así es la vida.
Luego entrevisté al dueño del camping, que me heló la sangre cuando contó cómo sacaron a los jóvenes del agua y les fueron llevando al hotel de Sundvollen, a 5 kilómetros.
Fue interesante visitar Utoya, pero también duro. Pensar lo que pasó allí hace pensar y duele en el corazón. Es terrible sólo imaginarlo.
Y creo que voy a concluir aquí el relato de cómo viví los atentados de Oslo. He seguido publicando cosas en la Gaceta los días siguientes, pero han sido cada vez menores.
La semana que viene empiezan las clases en la escuela en la que voy a trabajar a jornada completa. Hemos recibido algunos consejos de cómo debemos hablar a los alumnos sobre este tema. Será duro. Sé que alguno de mis alumnos tenían amigos que fallecieron en la isla. Nadie debería experimentar algo así, pero menos un joven de 16 años.
 
Pero la vida sigue, y hay que tirar p´alante.

martes, 9 de agosto de 2011

Cómo viví los atentados de Oslo 4

Fué aún otro día movido. Para mí y para la ciudad de Oslo, que vivió la movilización puede que más grande de su historia. Si has estado en la capital de Noruega un 17 de mayo, habrás visto mucha gente por las calles, pero no las 100.000 que algunos medios aseguran llenaron, a rebosar, cada rincón de Oslo. 100.000 personas que cubrieron de rosas la ciudad, ofreciendo las fotos más bellas, procedentes del motivo más horrendo. La muerte de 77 personas.
Yo comencé el día visitando la casa de la madre del asquerosamente responsable de esta matanza, Anders Breivik. Iba a hacer el que sería mi primer reportaje para Televisa, que luego se vería que fue un fiasco tras 15 horas de trabajo. Quedé muy temprano con un compañero de la Asociación de la Prensa Internacional que haría las labores de cámara. Acudimos a la casa, en un edificio modesto, pero en una zona cara de la ciudad. Se ve que no eramos los primeros. Llamamos al telefonillo. Primero al suyo, pero por supuesto nadie contestó. Luego al vecino, que sí contestó. Pero diciendo algo que afortanademente no entendí para colgar de inmediato. No creo que fueran palabras de cariño. Llamamos al resto, y nadie abrió, pero caras curiosas tras las cortinas nos dijeron que simplemente estaban cansados de hablar con periodistas.
Esperamos, y llegó la encargada de la limpieza, que casi se cae cuando le contamos por qué estabamos allí. No sabía nada. Luego llegó su cartero, que sí les conocía y nos dió unas declaraciones que hubieran quedado bien de haberse emitido el reportaje.

De ahí nos fuimos a Oslo, al despacho de mi colega cámara, donde empezaría el infierno técnico. Yo no sabía que esto de la tele era tan duro. Una imagen de aquí, un audio de allá. Era mi primera vez y no quedó muy allá, pero lo terminamos (después de 15 horas). No acabarían las malas noticias cuando nos dijeron que el formato que habíamos enviado no era el correcto y no se podía emitir. Y no emisión por la tele, significa no emisión de factura. 15 horas de trabajo a la basura.
TELE ROSA EN CRÓNICA NEGRA
Mientras el cámara trabajaba con el video, me llamaron de Telecinco para entrar en directo via Skype en El programa de verano, o el Programa de Ana Rosa, no sé bien cómo se llama. Fue a la plaza Youngstorget y pedí a un grupo de chicas que hicieran las labores de cámara mientras yo hablaba y miraba mis notas. Mientras esperaba mi turno, pude escuchar las últimas novedades de Belén Esteban y todas esas importantes noticias que quitan el sueño a media España. Me sentía raro al saber que iba a entrar hablando de casi 80 muertos. Era la "tertulia de actualidad" del programa de Ana Rosa. Yo no lo conozco mucho, así que respondí a las preguntas como había hecho los días anteriores, sin saber muy bien quién tenía al otro lado. Quedó muy bien, y quisieron repetir por la tarde con Joaquín Prat junior y al día siguiente otra vez con los amigos de Ana Rosa.
Así lo hice, y por la tarde estuve charlando un rato con Joaquín Prat, quien al terminar la transmisión me dijo: "joder tío, cuentas las cosas de puta madre". Puede que sea Junior, pero recibir tal comentario de alguien que se llama Joaquín Prat sienta muy bien. 
MILES DE ROSAS EN UNA HISTORIA NEGRA
Al terminar el video, fue al hotel donde estaban los compañeros de Televisa, el Radisson Sas, el edificio más alto de Noruega, creo. Tenía trabajo que hacer y no pude estar en medio de la concentración de gente en la plaza del Ayuntamiento, pero me tocó retransmitirlo desde lo alto de la ciudad. Tuve otra videoconferencia via Skype con el 24 horas de Televisión Española. Ya salían solas.
Al terminar, cogí mi coche para volver a casa. La manifestación acababa de terminar, y lo que me encontré en mi recorrido por el centro de Oslo me emocionó. Rosas y rosas en cada rincón. Rosas en las paredes, en los semáforos, en las señales de tráfico, en las papeleras. Una enorme hilera de flores que recorría desde la calle Karl Johan hasta el palacio Real, con velas que le daban un aspecto mágico.
Algo terrible había sucedido, pero los noruegos habían logrado algo bello. Estar unidos y gritar la frase que se ha hecho famosa, pronunciada por una joven en una entrevista para la CNN: "Si una sóla persona puede tener tanto odio, imagínate cuánto amor podemos tener todos juntos".

miércoles, 3 de agosto de 2011

Cómo viví los atentados de Oslo 3 (domingo 24 de julio)

Este no iba a ser un día divertido. Se celebraba la misa en honor de los asesinados en la catedral de Oslo. Antes de empezar la jornada, paseo por las webs para ver las novedades. No encontré mi texto de La Gaceta, pero un buen amigo publicó en Facebook: "La Gaceta a lo suyo. Publican en portada "la izquierda se olvida de que el asesino es masón". Me temblaron las piernas. Si me habían puesto algo así a un texto mío no me hacía ninguna gracia. Le pregunté a mi colega y me dijo que mi texto ocupaba tres páginas. Se había respetado el original, pero, por cosas de edición y espacio, hubo que eliminar la descripción que la policía había dado de él. Eso de que era un fundamentalista cristiano. Al día siguiente, le dije a la jefa de internacional una cosa que es importante para mí. "La Gaceta es como es, y yo no me meto. Me gusta cómo estais editando mis textos, pero os pido por favor que mis titulares siempre sean informativos y no haya opinión, porque van directamente a mi curriculum y yo no me quiero asociar con ninguna ideología". Lo entendieron perfectamente. Yo pensé que en La Gaceta no había más que gente enfadada, pero de momento, las tres personas, tres señoritas, que han estado en contacto conmigo han sido encantadoras, profesionales y han respetado mi trabajo, así que no puedo tener queja.
Pero esto me hizo pensar otra vez, como me pasó con la tertulia de Punto Radio. En España encanta la polémica y el politiqueo, y hay momentos en los que queda feo. La portada de La Gaceta no mentía. La foto de Breivik muestra un uniforme masón. Pero también es cierto que se había declarado untracristiano en sus textos. ¿Qué más da? Este tío ni es cristiano, ni masón. Es un asesino, y basta. Usar este tema para continuar las disputas internas me revuelve un poco. Pero así es España, ¿no? Yo ya empiezo a olvidarme.
MISA
Al llegar a Oslo tenía que encontrarme con el equipo de Televisa México, quienes querían que colaborara con ellos. Y todavía lo sigo haciendo. La misa iba a empezar y quedamos en la catedral. La montaña de flores junto a la iglesia empezaba a crecer. Y había cola. Me coloqué en la zona de los periodistas y me partió el corazón ver llegar al primer ministro Stoltenberg y al lider de las juventudes de su partido para colocar flores. Se veía cláramente que el gesto de sus rostros no era fingido. Luego llegó la familia real. Mette Marit, hermanastra del primer asesinado en la isla, estaba rota. Los reyes no dejaron flores, pero luego dentro de la iglesia, sus lágrimas demostraron que también tienen corazón, aunque tenga sangre azul.
Luego me encontré con los compañeros de Televisa. Son los corresponsales en Londres y son dos tíos geniales. Vitas y Horacio. En poco tiempo he aprendido mucho. Aunque ellos no lo sepan. El primer día fue un poco raro, porque no sabía bien cuál era mi misión y me sentía como el becario que tiene que llevar el trípode. Trabajaba para diez medios más y no tenía tiempo para eso, así que les tuve que dejar tras mostrales Youngstorget. Aquí me encontré con una mujer que vivió el estallido muy de cerca. Trabajaba en una tienda cercana y su marido estaba en el coche tan sólo a unos metros. Ambos salieron ilesos, pero le causó gran trastorno mental. Mostró terribles fotos de la zona justo después del estallido.  
Y otro día agotador se pasó entre llamada y llamada. El nerviosismo empezó cuando Televisa me encargó mi propio reportaje. Al día siguiente tenía que hacer un perfil de Anders Breivik. Visitando a sus vecinos y a ser posible hablando con un psiquiatra. La caza de cámara y psiquiatra fue dura. No todo se consiguió. Pero eso ya será mañana.
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Texto original de la crónica publicada en La Gaceta el lunes 25 de julio de 2011
Los noruegos son gente seria. Se ríen poco quizás, pero son felices. La vida va bien en el país y están satisfechos y orgullosos de ser quien son. Ayer tampoco reían, pero tampoco eran felices. La tragedia que sacude al país, con al menos 93 asesinados,  la mayoría de ellos jóvenes, ha sumido a todo el país en la tragedia y el dolor. Pero también en la unión y la esperanza.
El balance de víctimas es dramático. Cada vez más, si cabe. Uno de los heridos tras el tiroteo murió ayer domingo en el hospital, lo que eleva la cifra de asesinados a 86. Los medios noruegos destacaban que uno de los asesinados era un policía encargado de la seguridad en la isla que, como es normal en Noruega, patrullaba sin armas. Además, hay unos cuatro o cinco desaparecidos en las aguas junto a la isla, que ha sido completamente registrada, por los que se teme por su vida. En cuanto a cantidad de heridos ayer era de 66, muchos por herida de bala, por lo que el dramático número podría aumentar. En cuanto al ataque con bomba en la capital, se mantiene el número de siete muertos, pero hay 30 heridos en los hospitales, de los cuales 10 están muy graves o críticos. No se ha confirmado si todavía se están buscando a desaparecidos entre los escombros, pero ayer los bomberos habían dejado la zona y tan sólo estaba trabajando la brigada de investigación de la policía.
MISA
Y cada una de estas víctimas fue recordada en la misa celebrada en la catedral de Oslo. En sentido homenaje que es tan sólo el primero de los numerosos que se preparan. Hoy se hará un minuto de silencio a las doce del mediodía y se espera que toda Noruega salga a la calle a las seis de la tarde en señal de duelo. La plaza del Ayuntamiento, lugar significativo por ser la sede donde se entrega el Premio Nobel de la Paz, será el lugar de reunión en Oslo.
Las imágenes vistas junto a la iglesia fueron dramáticas. Cientos, miles de flores y velas ponían color a un día tan gris, tanto en el cielo como en los corazones de los noruegos. Veronicha Bergli acudió con un grupo de amigas a colocar varias rosas. Ella conoce a muchos de los que estaban en la isla. “Noruega es pequeña y es difícil no conocer a alguien que conoce a alguien”, afirma con la voz rota. Ella siente que, a pesar de no ser religiosa, la catedral es el lugar en el que debe estar por ser elegido como lugar de unión.
Entre los asistentes también está Hege Fjeldheim. Ella trabajaba en una tienda de cristalería cercana al lugar donde estalló la bomba. Quería haber entrado en la iglesia pero la tal cantidad de asistentes no lo permitió. “Pero ha sido bueno estar con la gente”, dijo tras admitir que esto la ha cambiado. Al pasearse de nuevo cerca de su lugar de trabajo, declaró que no se siente segura, “esto puede pasar de nuevo”.
Pera esa unión de la que se sienten orgullosos los noruegos fue la que destacó el primer ministro Jens Stoltenberg en sus palabras dentro de la catedral, que hicieron llorar incluso al rey y la reina. “Si una persona sola puede mostrar tanto odio, pensad cuánto amor podemos mostrar todos juntos”, citando las palabras que una joven había dado en una entrevista a un medio de comunicación.
Investigación
Al tiempo que se celebraba la misa, las alertas saltaban al saberse que la policía había iniciado una acción con agentes armados en un lugar de Oslo, que en principio se dijo podría tener relación con los atentados, pero al final la operación se saldó sin hallar explosivos y se canceló.
Las investigaciones se centran ahora en las declaraciones de Anders Breivik pero sobre todo en lo que él llama “manifiesto”. Un documento de cerca de 1500 páginas que publicó en internet tan sólo una hora antes de estallar la bomba y un video colgado en Youtube. En el texto, del cual se sabe que copió en parte de Ted Kaczynski, escrito en los años 70, primero plantea sus pensamientos políticos y luego es una larga entrevista consigo mismo, donde detalla momentos de su vida y cómo planeó a lo largo de varios años los atentados de Oslo.  En el mismo documento afirma que el ya contaba con ser detenido y con menos del 30% de posibilidades de escapar. Y así fue, después de un tiroteo de más de hora y media, tras el cual aún le quedaba munición. Su abogado manifestó que, según Breivik, son actos han sido “horribles pero necesarios”. En el video se muestra además su postura antimusulmana y antisocialista. En general, una ideología de extrema derecha con la que quería “salvar a Europa”, de la que manifiesta que sabe que “el 95% le odiarán, pero se lo agradecerán generaciones posteriores”.
De momento, se enfrenta a la pena máxima de la justicia noruega, que son 21 años con posibilidades de prórrogas en determinadas circunstancias, pero todo será poco para la ciudadanía noruega que tardará más tiempo, quizá una eternidad, en olvidar lo sucedido. El perdón quizás no llegue nunca.

martes, 2 de agosto de 2011

Cómo viví los atentados de Oslo 2 (sábado 23 julio)

Me había acostado a la una y media de la mañana. Mi mujer me había dicho que había escuchado que podía haber hasta 50 muertos. Yo me enfadé. Pensé que sólo quería que me quedara en casa. "¿Pero tú que prensa lees? Eso no aparece en los periódicos ni la policía había dicho nada". Pero estaba mejor informada que yo. Me desperté a las tres de la mañana para ir a Oslo a la conexión en directo con Televisa y puse un momento la tele para ponerme al día. Ya estaba la terrible noticia. Hablaban de 86 muertos. El jefe de la Policía se disculpó hace un par de días por lanzar una cifra tan elevada, pero que el número haya sido 77 no disminuye la tragedia. Me monté en el coche antes de que la familia se despertara y no me dejaran salir. No había ni un alma. Ni en la autopista ni en Oslo. Aún así, volví a aparcar en el parking fuera del centro. Por precaución. La emisión era a las cinco y media y había que hacer pruebas antes. Quedaba poco tiempo. Llegué a Youngstorget, donde sólo estaba el pobre chaval de la tele TV2, con el que me fui acostar y el que me dio la terrible noticia al despertarme. Tener el turno de noche de un noticiero 24 horas es duro. El centro de NRK donde había hecho la emisión el día anterior estaba precintado por la policía, por peligro de caida de cristales, y me puse nervioso, no veía a nadie. Tenía al teléfono a Televisa, donde se ponían aún más nerviosos. Unos compañeros me dijeron que había una furgoneta en una calle cercana y fui para allá. Había una cámara en la calle, pero no ví a gente. Tenía al teléfono a alguien me Televisa y me preguntan "¿llevas una mochila negra?", y me acojoné. "joe, cómo sabe eso". "Acabas de pasar por delante de la cámara donde tenemos la ventanta del satélite". Así era. El técnico logró espabilarse y salir de la furgoneta con el tiempo justo para hacer las pruebas. A punto de emitir, llegó otra sorpresa. Justo detrás de mí pasaban varios autobuses y coches con el escudo real y llenos de militares. Cerca de 200 soldados armados hasta los dientes, con su chaleco antibales y el casco de "nacido para matar", ocuparon la plaza dejando una imagen insólita, no sólo en Noruega. Los militares tomarían la responsabilidad de sustituir a la Policía en la vigilancia de las calles del centro, para dejar a la policía centrarse en la investigación. Y los soldados con armas, junto a los cristales por los suelos y las fachadas dañadas, daban la impresión de una ciudad en guerra o en estado de sitio. Oslo.


Y a continuación se puede ver el resultado de la emisión en directo. No pude leer, y a mí nadie me dijo que estaban metiendo imagen al tiempo que hablaba, lo cual me hubiera dado la opción de no parecer tartaja en varias ocasiones. Pero creo que quedó bien. Es mi primera crónica y estoy orgulloso. Aunque se nota que había dormido menos de dos horas.
(En este enlace se accede a la página de Televisa, con más calidad, y debajo se ve el video en Youtube).
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Eran las seis de la mañana. Ni había dormido, ni me había dado tiempo a ducharme, ni había desayunado. Y el Seven Eleven había reventado. Me dí una vuelta por el centro y tuve que llegar a Karl Johan para poder comprar un café. De ahí de vuelta a Youngstorget, donde cayó una chupa de espanto. Periodistas, militares y policías nos cubríamos donde podíamos. Yo encontré un toldo de los del mercado, me senté debajo y pude disfrutar de mi madalena y mi capuchino.
A las ocho habían anunciado rueda de prensa del primer ministro, y a las nueve de la Policía. Fui a esta última. Aquí hubo otro agüacero de cuidado, pero los madelmans que eran los policías tenían orden extricta de no dejarnos pasar hasta que fuera la hora y allí estabamos, empapados hasta los huesos. Mientras, mi teléfono no paraba de sonar, y me faltaban manos para sujetar paraguas, teléfono y libro de notas.
Ni recuerdo el número de crónicas que envié este día ni desde dónde las hice pero fueron muchas, sobre todo para radio y TV. El único periódico que me llamó fue La Gaceta. Con el estrés, yo ni me paré a pensar que era de Intereconomía. He de reconocer que mi sueño siempre fue publicar en El País Semanal, pero pagaban bien y me habían llamado ellos. Además, yo no me meto en política y los prejuicios no son buenos. Desde ese día, la sección de internacional se ha portado magníficamente conmigo y he publicado cada día. Veremos cuanto dura. Pero sí pasó algo al publicarse mi  primera crónica en este diario. Pero eso ya será el domingo y será otro post. Por hoy ya es bastante, que llevo todo el día en la cárcel donde está encerrado el cabrón de Breivik, para hacer una nota para Televisa y La Gaceta y estoy muy cansado. Buenas noches.
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Texto original de la crónica publicada en La Gaceta el domingo 24 de julio de 2011

DOS INFIERNOS EN EL PARAÍSO
Una pequeña isla paradisiaca en medio de un fiordo noruego convertida en un baño de sangre durante hora y media. Una tranquila calle de una de las ciudades más pacíficas del mundo transformada en una zona de guerra. Estas son las dos imágenes que quedarán en la retina de todos los noruegos y posiblemente del resto del mundo para siempre. Las últimas cifras a la realización de esta crónica mantenía la cifra en un total de 92 muertos. Siete por el atentado con bomba y 85 durante el tiroteo en la isla, la mayoría de ellos menores de edad. Anoche había todavía 4 desaparecidos.
El infierno comenzó en la media tarde del viernes, cuando un coche bomba estallaba en el centro de Oslo junto a las dependencias del gobierno de Noruega. El objetivo era el primer ministro, Jens Stoltemberg, pero éste no se encontraba en su despacho en ese momento y salió ileso. La detonación fue de tal dimensión que afectó a edificios muy alejados del lugar en que se colocó la bomba. En medio de la confusión, llegaban noticias de un tiroteo en una isla, pero no se relacionaba con estos hechos. Hasta que las informaciones fueron ampliándose y con ella la cifra de muertos durante el campamento de verano de las juventudes del Partido Laborista en Utøye. Un hombre disfrazado de policía había disparado indiscriminadamente a los jóvenes allí reunidos. La Policía encontró la relación entre ambos hechos al verificar que el autor de los disparos, que ya se sabe fue el noruego Anders Behring Breivik, había sido visto horas antes en el lugar de la explosión.
A partir de aquí, la confusión y el goteo de informaciones fue constante. El país se situó en máxima alerta. Un país conocido como pacífico, mediador en conflictos de paz, se encontró de pronto con su mayor tragedia desde la segunda guerra mundial. El primer ministro se escondió en algún lugar secreto por motivos de seguridad, todo el centro de la capital fue acordonado y prohibido el paso, estaciones de trenes desalojados, militares en las calles, controles en aeropuertos.
La confirmación de un atentado terrorista no tardó en producirse, pero su autoría fue una duda largo tiempo. En principio se habló de grupos yihadistas islámicos pero este punto se desmintió y se fue a su opuesto. El autor resultó ser un ciudadano noruego, de 32 años, de orientación extrema derecha. Casi todo lo que sabe la Policía sobre él, antes de los interrogatorios de ayer, fue la información que él mismo publicó en varios medios sociales en los que participaba activamente. Se declara nacionalista y es de carácter fundamentalista cristiano. Manifiesta odiar la multiculturalidad propia de la Noruega del siglo XXI. La Policía baraja la posibilidad de que haya alguien más implicado, pero hasta el momento tan sólo Anders Breivik está detenido. 
La Policía verificó que tras colocar el coche bomba en el centro, se trasladó a la isla donde, disfrazado de Policía, daba tranquilidad a los jóvenes a los que disparó indiscriminadamente. Supervivientes han afirmado que las escenas fueron horribles. Gritos, sangre, cuerpos flotando en el agua, jóvenes tratando de huir a nado. Algunos afirman que se cercioró de disparar dos veces a cada persona para verificar que habían fallecido, aunque alguno logró salvarse al hacer cómo que estaban muertos.
Esta tragedia nacional ha trastocado la natural vida tranquila de los noruegos. Todo el país está de luto. Mantienen sus banderas a media asta y hay muchas visitas a iglesias, reuniones de personas para animarse mutuamente o debates en las redes sociales. Muchos no se pueden creer que esto haya pasado, esté pasando, en un país que sólo ha visto hechos así por televisión. Durante toda la jornada del viernes se pidió a la gente que no acudiera al centro de Oslo y se mantuviera en sus casas. Prácticamente un estado de sitio. La situación ha ido mejorando, y al sospecharse tan sólo de una persona, los niveles de alerta también han bajado, aunque se siguen buscando posibles nuevos artefactos explosivos. El detenido había comprado hace dos meses 6 toneladas de un fertilizante que se puede usar para fabricar explosivos, y expertos afirman que tan sólo hacen falta 500 kilos para fabricar una bomba como la del viernes.
Ahora es el momento de animar a las víctimas y a sus familiares. Ayer, el primer ministro y el rey noruego, dieron sendos discursos que llegaron al corazón de los noruegos. “La libertad es más fuerte que el miedo”, dijo el rey en su discurso.  Será difícil recuperarse de esta tragedia, pero Noruega es un país fuerte y así lo quieren demostrar al mundo.