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domingo, 20 de septiembre de 2015

Noticias locas: Todo por la radio 17.09.2015

"La Ventana" vuelve con una nueva temporada y con ella "Todo por la radio" y las noticias de Noruega y Australia. Este jueves Laura desde Sydney y un servidor inauguramos la temporada con noticias entre curiosas y divertidas.
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En Noruega, la venta de vino y licores sólo es posible en el monopolio del vino, que permanece cerrado en fechas señaladas. El pasado lunes hubo elecciones locales y regionales y los noruegos pudieron por primera vez comprar alcohol tras ir a votar. Los periódicos destacaron tanto las fotos de los que acudían a las urnas como la de los clientes del monolio que salían sonrientes de la tienda con su botella de vino. Aún después de esta nueva reforma de la ley, los noruegos seguirán sin poder comprar alcohol en Nochebuena, el día nacional y la fiesta del trabajo.

Esta semana ha comenzado el juicio contra Gjermund Cappelen por la venta de 1,4 toneladas de hachís, aunque se sospecha que ha podido llegar a introducir hasta 20 toneladas en 20 años. Es posible que tenga una considerable reducción de pena porque además de confesar sus crímenes, es el principal delator de una trama de corrupción en el interior de la policía, que podría haber hecho la vista gorda. El lunes, en una rueda de prensa improvisada en un descanso del juicio, reconoció que pensaba que jamás le atraparían y que, “lamentablemente”, había vivido muy bien con  los más de 13 millones de euros ganados por la venta de hachís, pero dijo que ahora no tenía nada y que sus cuentas de Suiza saldrían a la luz cuando el juicio lo demandase. A la pregunta de los periodistas de si había vendido otros narcóticos, respondió que “jamás” porque dijo que “la heroína mata”, algo así como que “la droga es mala”.

El aeropuerto Gardemoen de Oslo recibe unas 35.000 personas cada día y el control de seguridad tenía largas colas como en casi todos los aeropuertos.  Después de hacer una encuesta a los viajeros sobre el nivel de satisfacción y recibir quejas decidieron enviar a sus trabajadores a un curso de atención al público donde entre otras cosas se les enseñó a cómo se debe sonreir. El aeropuerto de Oslo ya había incluido un paso rápido para clientes VIP y una puerta especial para familias con más colorines y más sonrisas, pero decidieron que la sonrisa es un derecho para todos y debería extenderse a los 700 controladores de seguridad del aeropuerto. Su objetivo es conseguir que el viajero tenga una buena experiencia y un buen recuerdo del control de seguridad. En contra de lo que algunos pudieran pensar, esta satisfacción no proviene de un mejor cacheo, sino de que han empezado a sustituir esta forma de control por un detector de partículas contra explosivos que evita el registro corporal.  Desde que pusieron en marcha la experiencia a principios de verano, han recibido un 99,9% de respuestas satisfactorias de los clientes y el tiempo de espera está entre un máximo de 15 minutos y un récord de tan sólo dos minutos.

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