Mi podcast: ¿Y por qué no aquí?

viernes, 13 de noviembre de 2009

ICEBAR Oslo. Cuando el hielo de las copas no tienen sentido.

Ayer jueves, 12 de noviembre, abrió sus puertas Icebar Oslo. Por las ventajas del carnet de prensa, tuve la suerte de acudir a la invitación a los periodistas dos días antes, para visitar el local antes de inauguración y probar sus bebidas y canapés.
En este post me ahorraré todos los detalles técnicos y artísticos del local, ya que, debido a la muerte de Soitu, he empezado a colaborar con suite101.net, y les he enviado un artículo sobre este tema. El nuevo contrato incluye clausula de exclusividad, así que no me puedo plagiar ni a mí mismo. Simplemente incluiré un link al artículo cuando se publique (NOTA: ya publicado el 13 de noviembre), y en mi blog me despacho agusto con mis opiniones y experiencias personales vetadas en los medios al uso.
Mis expectativas respecto al local eran muchas, es por ello que en parte quedé decepcionado, aunque esto es una experiencia que merece la pena conocer.
En primer lugar, porque cuando anuncian un "bar de hielo", uno piensa que TODO es de de hielo. Pero no es así. Hay "área fría", y "área cálida". La tremenda duda que me corroía sobre cómo sería miccionar sobre un retrete helado se desveló al instante. No existe ninguna cámara de criogenización que congela el fluido con nitrógeno líquido, sino que, simplemente, los lavabos están en el "área cálida".
La segunda decepción fue que los responsables de prensa se habían jactado en decir que era el local de estas características más grande del mundo, después de Tokio y Copenhague, y de que contaban con 500 metros cuadrados de local, pero luego, la chicha del asunto, el bar de hielo, tiene algo menos de 100 metros, lo que cualquier garito de Malasaña.
Y por último, que este no es un bar que tu llegas, te abrigas y te tomas tus copas, sino que sólo funciona con reserva previa, para grupos, y con una estancia máxima de 45 minutos.



EL ICEBAR MOLA
Pero después de este repaso que le he dado, vamos a poner un poquito de luz al asunto. La verdad es que el garito me moló. Es toda una experiencia. Al llegar te colocan un poncho con el que parece que vas a ir a la luna más que a un bar de copas. El poncho lleva incorporado unos guantes con los que resulta imposible hacer fotos, pero imprescindibles cuando te vas a tomar una bebida en un vaso de hielo.
El diseño interior es precioso. El techo y el suelo no son de hielo (lógicamente para evitar resbalones), pero todo lo demás sí tiene agua a bajo cero (todo el local se mantiene a cinco grados bajo cero todo el año). Las esculturas de hielo impresionan, sobre todos los muros donde hacerte fotos pareciendo más gordo o más flaco.
La comida que nos dieron fue poca. Un canapé que a un tiarrón como yo se le queda detrás de un diente, pero la verdad es que estaba riquísimo. Salmón, queso de cabra, bacalao, alce... todo en tapitas del tamaño de un canicón.
Y la bebida fantástica. El vaso de hielo, que desgraciadamente no pude llevarme a casa aunque fuera mío (imagínense el motivo), no tiene gran capacidad, pero el contenido es excepcional. Yo les pedí una bebida sin alcohol, porque tenía que ir a otro trabajo en coche y ya he contado que aquí la cosa es seria. Menos mal que le estaba echando un ojo al camarero, porque le vi echarme un buen chorrito de Moët & Chandon y yo le dije "¿pero eso no tiene alcohol? porque en mi pueblo el cava siempre se ha usado para agarrárselas buenas". "Ups", o algo así, dijo él, "perdone usté", con acento noruego. Jodé, para una vez que me ponen gratis un champán cojonudo en Noruega, lo tengo que rechazar.
En resumen, si tienes la opción, no te lo pierdas. Tomarse un chupito dentro de un frigorífico no se hace todos los días. Échale un vistazo a las fotillos del día de la inauguración y elabora tu propia opinión.

6 comentarios:

  1. Me encantaria ir ! Por cierto otra vez han robado un cuadro de Munch. Cuando yo fui al Museo , nos hicieron poner a nuestro hijo que era un baby de 11 meses en un cochito que ellos te proporcionaban y nuestro cochito dejarlo en la entrada. Yo pensa uuuaaauuu que peazo medidas de seguridad , los carritos de bebes son muy peligrosos.. No lo entendi pero me encanto la visita y mi hijo feliz en cualquier carrito.
    Un abrazo
    Maria

    ResponderEliminar
  2. Hola David: ¡muy buena la nota!¿Crees que dará buena pasta? Se me ocurre que con esto que ya pronto llega el invierno y habrá nieve por todos lados, tal vez a la gente no le apetezca estar rodeado de hielo. ¿Qué opinas? Si al menos fuera lo contrario: una playa donde tomar una bebida al sol en pleno invierno....tal vez.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Cuando estuve de viaje por Noruega vi uno de estos bares de hielo, que estaba regentado por ex guías turisticos españoles y que vivían de la llegada de los autobuses de turistas hispanos que eran llevados allí por (supongo) los guías amiguetes de estos (que su comisión se llevarían,claro). Personalmente me parecen una "macarrada" de mucho cuidado y no entraría ni "jarto" de vino.

    A mí me va otra clase de turismo y sobre todo en Noruega. Con la de naturaleza que hay no me veo metido en un sitio tan artificioso como un bar de hielo.

    ResponderEliminar
  4. yo estuve en el de HONNINGSVAG y es alucinante. Nos explicaron por qué el hielo es asi, cómo se hace, etc.El diseño es supermoderno y hay un igloo donde se puede entrar, trineos para usar, rampa de nieve, etc. Todo es hielo de los lagos.No os lo perdais.Dicen que es el mejor de Europa.

    ResponderEliminar
  5. Estoy de acuerdo. Yo visité el de Estocolmo y el de Cabo Norte y no tienen nada que ver, es mucho mejor el de Cabo Norte. No sé si son españoles pero los que trabajaban alli eran superamables y tienen una tienda preciosa.El bar de hielo es toda una experiencia, no es un rollo turístico; aprendes mucho de la naturaleza del hielo.

    ResponderEliminar
  6. Nosotros visitamos casi todos los Ice Bar que existen. Helsinki una tomadura de pelo; Estocolmo aceptable, Honningsvag impresionante, Barcelona fatal,Londres bien , oslo regular.Este verano visitaremos Copenhague.

    ResponderEliminar